Julián Weich fue el conductor de la primera edición de Expedición Robinson en Telefe a principios de los 2000. Desde ese lugar, opinó sobre la nueva versión del reality show, que actualmente conduce Marley. La figura de la TV fue consultada por el equipo de Intrusos sobre la nueva edición del show y señaló las diferencias con respecto a la versión que él condujo.
No es el reality que conocí
“La verdad es que no lo vi, si un flash porque te invade la información. Yo lo que volvería a hacer es el Robinson original, porque es el que yo aprendí a hacer y me gustó a mí que, además, tiene la escénica del reality que son los trece capítulos ¡Todo cambió!” comenzó Weich, marcando su opinión sobre el nuevo formato del programa.
Ya no van por la superviviencia, sino por otra meta
“Pero me parece que no hay que perder la esencia del mensaje, de la comunicación, del respeto. En el que yo hice, los concursantes tenían la fantasía de vivir en una isla, compitiendo con gente por la supervivencia”, continuó Weich, tajante, ante la consulta del cronista de Intrusos. Y cerró: “No sé, en mi Expedición Robinson se anotaban para sobrevivir, pero en este los participantes se anotaron porque quieren ser famosos. Es distinto”.
Siempre tiene algún prejuicio con la TV
El panelista del ciclo de América TV, Pampito Perelló, opinó sobre los dichos de Weich: “Me encanta Julián, es una persona que admiro, pero no me gusta que hable de la tele con tanto prejuicio. No era mejor Expedición Robinson porque los participantes iban a sobrevivir de verdad. ¿Qué tiene de malo que busquen fama?“.
¿Evolucionaron los realities?
El debate generado por los comentarios de Julián Weich nos invita a reflexionar sobre la evolución de los reality shows y la naturaleza de sus participantes. Mientras que los primeros formatos buscaban mostrar la lucha real por la supervivencia, las versiones actuales parecen inclinarse más hacia la búsqueda de fama y el entretenimiento. Este cambio refleja una transformación en los intereses y expectativas tanto de los participantes como de los espectadores, señalando cómo la televisión se adapta a nuevas realidades y demandas sociales.