Beto Casella, el conocido conductor del programa “Bendita” en El Nueve, se ha visto envuelto en una polémica tras sus declaraciones sobre el reciente escándalo entre Pepe Cibrián y el streaming OLGA. Esta controversia se ha intensificado con un ida y vuelta de comentarios entre ambos personajes, lo que ha puesto a Casella y su familia en el foco de la atención pública.
Un poco exagerado Pepe
El conflicto surgió a raíz del descargo de Pepe Cibrián, quien se sintió ofendido por la burla de Toto Kirzner respecto a su entrevista en la que hablaba sobre las dificultades que enfrenta para poder adoptar. En su programa, Casella opinó sobre la situación con firmeza: “A mí no me causa gracia ni me parece gracioso… Pero al mismo tiempo digo que me parece desmesurado el enojo como para un juicio. ¿No se pueden hacer chistes sobre Pepito Cibrián porque él haya tenido una digna pelea? Nosotros cuántas veces jodimos con el ‘¡habla marica!’ Lo que yo veo no me parece que amerite un juicio, para mí”, expresó el conductor.
Si le pasa a tu hija, no vas a decir lo mismo
Sin embargo, Cibrián no tardó en responder. En “Socios del Espectáculo”, mostró su indignación: “Que no me digan ‘no fue intencional’. La libertad tiene responsabilidad. Le mandé un mensaje y hoy también volvió a decir otra tontería“, lanzó Pepe. Además, añadió: “¿Exagerar? Yo le pregunto a Beto Casella: si dicen eso de su hija ¿va a estar tan contento?”.
Finalmente, Cibrián intentó cerrar el tema destacando su respeto por Casella, pero reafirmando su postura: “Es una gran y bellísima persona. ¿El motivo por el cual lo quiere decir? No lo sé. Ya se lo expliqué en un audio a Beto, lo entendió muy bien. Pero está en su derecho a decir lo que se le da la gana porque no me está ofendiendo a mí, lo que tiene que entender es de lo que estoy hablando“.
La polémica sigue en desarrollo, y la opinión pública está dividida entre quienes apoyan la libertad de expresión de Casella y quienes consideran que sus comentarios fueron insensibles. Lo cierto es que este conflicto ha expuesto nuevamente la delicada línea entre el humor y el respeto, especialmente en temas tan sensibles como la adopción y la dignidad personal.